15 feb 2010

Celia

“Las mariposas furtivas

Que entran de madrugada

Y los crepúsculos se cuelan

Con sus rayos dorados

Por esas rendijas rotas

Del tiempo no arreglado”


Celia Rivera Gutiérrez



 
Nunca te devolví los saludos ni muchos menos te di las gracias por tu comentario completamente desinteresado que le diste a un poema mío ¿de qué sirve hacerlo ahora? Si presiento que ya no lo recibirás, mi poema fue ingrato contigo y a pesar que anda lleno de letras y palabras no se digno a sacar algunas letras y formar una palabra que diga “gracias” y recién ahora con todo el pésame te lo dice.

¿Qué más da hacerlo ahora? Presiento que ya no dará nada.

Te llamas Celia y la verdad no sé más que tu nombre, fuera de esas palabras que me regalaste, nunca entablamos una conversación, sincerándonos nunca te conocí pero sí supe de ti.

Cuando empecé a integrarme a este mundo informático, ingrese a una página web en la que podía publicar mis escritos gratuitamente, no había mayor alegría en mi (y considero que en todo los escritores) que te lea alguien muy lejano a ti, eso era el fin de esa página.

En algún espacio de esa pagina había un recuadro que decía “los autores del mes” y casi siempre que lo vi estuviste ahí, es ahí que empecé a saber de ti; ese recuadro era una especie de premio a los escritos más valorados por los lectores, ¡siempre te valoraron!

A pesar de que tus escritos eran muy valorados nunca tuve alguna inclinación por leerlos y muy rara vez leí alguno y de los poquísimos que leí, te soy sincero, nunca me parecieron gran cosa, llamémoslo envidia ciega. No puedo negar que tu perfil no ayudaba(en mi caso), era la de una señora mayor y yo que era un joven aprendiz me atraían perfiles más púberes; tampoco puedo negar mi pensamiento erróneo de pensar que hacías lo imposible para estar primera, dando de halagos a otros escritores para que halaguen tus escritos.

¿Era cierto eso? Jamás lo fue, hiciste lo que pocos hacen, expresarte. No te callaste nada y decías lo que sentías al leer los poemas de tus compañeros, en cambio yo anhelaba que lean mis escritos ¿a cambio de qué? De nada, era un verdadero anti-compañero, un mendigo alejado de sus coetáneos, porque en esta profesión no se trata de edades cuando tenemos lazos casi sanguíneos, el amor por las letras nos unen y jamás diferencian nada; y tu Celia hiciste algo que yo no hice jamás “amar” el sentimiento más puro y sincero por los demás, esa donación que te trajo recompensas sin que tu las busques.

Con tus comentarios no sólo nos corregías para que nosotros nos perfeccionemos, nos dabas el aliento para seguir con esto, con lo que más nos gusta: escribir.

Ya ves ¿Qué más da decirte todo esto? Si nunca lo hice; lo peor y lo menos incomprensible es que nunca me lo reclamaste, ahora yo clamo a Dios para que me haga el favor de decirte que lo hice tarde.

Te llamas Celia y no podría decir que te llamaste Celia porque un poeta muere cuando sus letras mueren, cuando caen en desuso, cuando sus composiciones ya nadie las lee, es ahí cuando recién mueres y sabes muy bien que eso no pasará contigo.

Te llamas Celia y siento que somos amigos.



8 feb 2010

Matasellos


No he recibido respuesta tuya

¿Lo esperaba? Diría que lo anhelada

¿Y ahora qué? Como voy a proseguir

Si tú has callado

Y me has dejado una misiva

Para no rebotártela en otra carta



No me has contestado

¿Qué sigue? Si el cartero no llegará

Y estas infinitas ansias envejecerán

Esperando el golpear de la puerta

Y nunca jamás veré salir del bolso

Un matasellos postal

Y una estampilla que signifique París

En dirección hacia mí


 
Odio no tener esa incertidumbre

De esperanzar que tu respuesta se extravió

Entre las miles de cartas del correo

O quizás hubo un error al poner la dirección

¡Oh! vaya suerte la mía, el barco se hundió



Pero que la incertidumbre me carcoma

No es una posibilidad

No hay mayor simpleza en la modernidad

Que hacer clic en el icono de “responder”

Y con todo el padecer acepto

Que desde tu mail eso no quisiste hacer











3 feb 2010

Evolución

(Revisando el disco duro encontré esto escondido en alguna carpeta sin valor.)


20/06/06

Escuchando como sopla el viento, viendo como se aclara este momento y diciéndote que mi vocabulario no es muy extenso, empiezo estos textos sin querer queriendo.

Me desperté como se despierta alguien en madrugada, de la nada y con su frazada.

Como si alguien me clavara por la espalda, hoy siento que tengo atravesada una espada, metida en el corazón, buscando una explicación.

Nadie manda en el corazón pero tan solo quise una oportunidad para demostrarte lo que es amar. Sé que con versos y con alguna oración te he podido enseñar mi verdadera vocación pero yo quería en verdad demostrare con esfuerzo y dedicación lo que siente mi corazón.

No tengo el don de hablar, me es muy difícil tratar de explicar algo que mis odios quieren escuchar, es por eso que a veces decido callar o meramente hago un esfuerzo para tratarlo de explicar.

Es mejor darnos un tiempo pero yo me pregunto: ¿Con que derecho? ¿Acaso lo merezco? ¿No he hecho el suficiente esfuerzo?

Probablemente no lo he hecho, no lo merezco y no tengo derecho.

Me siento más tranquilo al escribir estas líneas, me desperté con la desesperación que ya no iba a volverte a ver y hasta ahora no ha vuelto a suceder, el hecho de poderte ver. Me siento más tranquilo, un tanto pacifico y sin físico aunque lo ultimo no tiene nada que ver en este asunto de volverte a ver.



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