30 nov 2009

¿Y esa cara?




- ¿Y esa cara? –me preguntó Beatriz cuando entró a la sala de descanso y me vio sentado en el sillón.


Me imagino que estaba con un rostro de cansancio y era de entenderse al traer una carretilla desde el convento que quedaba a siete cuadras de donde nos encontrábamos, empezaba a sudar sin parar, me levante sin responderle, me dirigí al baño y me seque con papel higiénico, al regresar le dije:


- Traje la carretilla desde el convento; he dañado el patrimonio del centro histórico, cuando estaba trayendo la carretilla me estrelle contra el muro de una iglesia por ver a una chica de la berma de enfrente.


- Estúpido –me has dicho.


Me he quedado callado, no te he respondido a tu insulto, me gusta que me insultes, se siente placentero que una señorita como tú diga malas palabras, es raro escucharlo de tu boca, siempre eres respetuosa y tienes una manera única de insultar, tu indiferencia.
Odio tu indiferencia, llevamos trabajando ocho meses en las mismas oficinas y a veces aparentas como si yo no existiera, pasas por mi lado y no me dices nada, ni un saludo ni una mirada; yo trato de responderte con la misma indiferencia, me es imposible hacerlo, tu presencia la noto a metros, siempre ando buscándote por los rincones de la casona. Y aunque opto por el mismo comportamiento que el tuyo al no saludarte, yo sé que te das cuenta que mi mirada te llena de halagos.


Has vuelto a desaparecer, es comprensible al no escuchar respuesta alguna de mi boca, me gustaría conversar contigo pero nunca llego a nada, siempre son palabras falaces, como si estuviera en crisis mi vocabulario. En crisis ando por mi mala inversión en el negocio de los libros, ¿poner una librería en pleno siglo XXI? Sobre todo en una cultura donde se lee medio libro al año por ciudadano, y los que leen prefieren un libro usado, también llamado pirata. Asimismo la modernidad ha llegado a los libros y se ha confabulado con la era del ecologismo, ahora es tan fácil descargar un libro digital totalmente gratis; los ecologistas defienden la causa, es un crimen talar un árbol para transformarlo en papel que será decorado con tinta, sobre todo hoy en día que se habla del impacto ambiental. Soy consciente como la gran mayoría de ciudadanos del mundo de este problema, el problema es que no dejamos de ser consumistas y yo soy un vicioso egoísta de los libros y si es preferible de los que tienen tapa dura.


Han pasado unos minutos y sigo en el sillón, ahora escucho música y busco información sobre la feria del libro que se realizará próximamente en nuestra ciudad, de repente la pantalla de mi computador portátil se oscurece, clara señal que la batería se agotó; me quedo viendo la pantalla, pasan los minutos y sigo viendo la pantalla totalmente negra. Ya es hora de salir a almorzar, tenemos un descanso de cuatro horas para volver al trabajo, sigo observando la pantalla.
Ingresas de nuevo a recoger tu cartera, me observas discretamente, das una vuelta por la sala, te pones enfrente, me miras directamente y me dices:


- ¿Vamos a tomar un café?


Te miro, te sonrío, una gota de sudor empieza a brotar de mi piel, me he puesto nervioso y feliz por tu invitación, te respondo con un Ya.
Salimos de la casona, avanzamos un par de cuadras, llegamos al café Valenzuela, subimos la escalera de caracol y nos sentamos en el lugar. Sin decir palabra alguna en todo el trayecto, hemos sincronizado mentalmente llegando a nuestro café favorito, esto todavía no lo sabemos.


- Me gusta este lugar –me dices.


Estoy a punto de responderte cuando suena mi celular, te sonrío y hago un gesto disculpándome por la impertinencia. Señor acaban de asaltar la librería, escucho por el auricular. Mi rostro se descompone por la noticia, tengo una crisis financiera llamada banca rota.


- ¿Y esa cara? – me preguntas.


Me levanto sin decirte nada, bajo las gradas rápidamente y me voy corriendo a la librería. En el trayecto te voy pidiendo perdón por mi indiferencia; perdóname por irme sin decirte nada, tuve un asalto en mi negocio, empiezo a gesticular. Sonrío irónicamente al ver que no estás ahí para escucharme.









25 nov 2009

Te regalo San Lázaro

A ti te regalo un soneto para que me leas
No eres amante de lecturas
¿Qué seré yo? Si a las justas me leen
Los que me quieren


A ti no te regalo versos cursis
Para que te sonrojes al leerlos
Por ti haría fiestas en las que no te encuentres
Tan aburridas que sientas necesidad de mequetrefes


Por ti encuadraría la plaza de San Lázaro
Y al verla no solo recordaría tu compañía
Sentiría que he resucitado por tu mano


Y no importa si no lees esto tampoco
Una sonrisa cómplice y burlesca basta
Para recordar que hay analfabetos que me quieren



15 nov 2009

Absteniéndome a ti

De nada ha servido tanta abstinencia
Desapareciendo de tu vida
Si te has convertido en el crimen de la mía


Volvería a ratificar mi enmienda de no verte
Ese castigo esta sobreentendido
Lo que no se ha especificado es…
¿Si es tuyo o mío?


No sé qué sería peor a estas alturas
Escuchar el rumor de que has caído en acción
O no ir a tu defunción por falta de perdón


Estoy siendo exagerado en la anterior estrofa
Nuestro desenlace aún no ha bajado el telón
Y si te pasara algo
Yo estaría tan inconcluso
Como la melancolía del público
Al sentir que la última escena no debió ser


Los finales son directos como su último punto(.)
El nuestro se parece más
A la pausa que nos da una coma
Y como se sigue demorando
Aprovecho de ponerle el punto y coma



12 nov 2009

Mi nuevo rostro

Las manchas en el espejo son el reflejo de mi rostro
Ya no es suave y acariciable
Mis mejillas ya no provocan ese gozo ajeno
Esa delicia de estirarlas hasta decir basta

Mi rostro de torrentes volcánicos
Ahora tiene un sabor a smog
Conducido por el minutero
Que no se detendrá hasta llenarlo de agujeros

Trocha será lo que hoy aún es manejable
Accidentándome en la realidad de la vida
Darwin fue muy abrupto con la evolución
Somos un permanente cambio que sigue cambiando

Un asfaltado nuevo que promete durar años
Será la paupérrima solución del alcalde de turno
El caucho desmentirá la inversión presupuestal
Y los rayos ultravioletas marcaran en mí una nueva era
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