27 oct 2009

Hoy te vi


Mi mirada deambulaba por una calle más decente que otras pero más indecente que la mayoría, mi compañía me contaba los sucesos de su vida, mientras que mi pensamiento estaba en una preocupación agobiante de dinero; con una meditación que de algo cierto tiene: la gente sí se mata por dinero. Con esto no quiero decir que yo haría una desfachatez de esa vil cobardía pero tan agobiante han sido mis sumas, mis pocas cuadras y el resultado de decir que me falta plata que he llegado a la preocupación angustiosa de que estoy en un problema que ha comprometido seriamente mi paz mundana, generalizándose como el tema principal de este día en mi vida. Por cierto, el tema del día sigue siendo la farsa del pulmón robado, mi crisis económica sonaría a farsa si dijera que no tengo dinero para ir a la exposición de “El Cuerpo Humano: Real y Fascinante”. ¿Quién quisiera ir? Yo sé que te gustan los cuerpos reales y sobretodo fascinantes pero sé que me dirías la misma excusa para no asistir, el problema no es la exposición sino la posición economía en la que me encuentro.
¿Fue la manera adecuada de reaccionar? Mi compañía me pide un consejo sobre los sucesos que le han acontecido en su vida, como era de suponerse le doy un consejo (discurso) muy a lo político porque me da un no sé qué decirle que no le he prestado la mínima atención después de 5 minutos de saliva y palabras sufridas. Seguimos bajando la calle (la indecente con sombrero), ¿vez esa chica con pantalón blanco y camisa rosada? Mi mirada ambulatoria se postro sobre la chica guapa que he conocido en el circulo de literatura, ella descendía conjuntamente a la par con nosotros, sólo unos metros de monóxido de carbono nos separaban. Me gusta.

Mi compañía seguía con su saliva y sus palabras sufridas, paralelamente mi chica literata nos acompañaba, decidimos atravesar esa combustión chatarra, mi intención no fue aproximarme a mi pink panther, el sol era demasiado agobiante para quedarnos en la berma de la vereda de la izquierda, aunque también era una excusa para estar más cerca de la chica pecosa. ¡Y justo ahí! En la esquina de la vereda de al frente estabas tú, la niña de mis anteriores ojos, esperando el pasar de la chatarra que te llevará a tu casa, con un negro luto en tu vestimenta y también con una compañía parecida a la que yo traía; mi rabia se incremento y no sabía si saludarte, me pareció absurdo no hacerlo y lo hice; fue cuestión de instantes los que me devolvieron mi nueva mirada y mi nueva preocupación regreso a mi pensamiento, ya no eras tú era Jorge Basadre Grohmann.

17 oct 2009

Everest, cansancio, sueño y el despertador, y tú también…

IY en mi sueño un ruido se incrementa, cada vez más agudo, más penetrante, y más agudo; me hace salir de esa realidad irreal en la que a veces me gustaría permanecer; el ruido se ha vuelto desesperante, llegando a inquietar al silencio que descansa en la oscuridad de la habitación, mi brazo se desliza por la oscuridad, buscando instintivamente ese objeto insignificante que ha perturbado mi sueño, sueño que no podre plasmar en la realidad, sueño que se llevo consigo su suceso sin apiadarse de mí y sin ni siquiera regalarme una pieza para recordar que objeto constituía en mi sueño. El sueño quiere regalarme un momento más y deleitarme con otro suceso en el que yo sea objeto de él; ya no será el mismo, el de antes, ese sueño que fue fastidiado por el ruido penetrante; empieza a ser otro, uno nuevo, uno distinto, ya empiezo a sentirme placido en esta nueva entrega cuando de pronto el ruido insoportable vuelve a ser manifestante, mi mano hace presa de él y con un deslizamiento de dedos calla ese aparatoso ruido.


IIEl alba ni siquiera se ha asomado por mi ventana y mis pestañas se han amarrado entre sí para no ser presa de una obligación; el albor ni siquiera ha rozado las cortinas y otra vez, sí, otra vez. Otra vez con esta angustia de saberse cansado recién levantado; luchando contra mis pestañas que han acabado por conformarse pero han decidido andar a media asta, y no soy mujer para hacer maniobras con una cuchara y aparentar que ni con el cansancio mis pestañas pierden su belleza. Sólo hay una intrépida que no ha querido acatar esta orden y se ha lanzado a la aventura de nadar en la esclerótica incomodando la poca visión que me permiten los músculos. Otra vez vivir cansado en una mañana que ni siquiera ha empezado, otra vez la rutina de creer que fueron suficientes 5 horas de sueño para 19 de actividad, una matemática de proporcionalidad muy ajena a la necesidad biológica de este cuerpo que siento que ya no es tan mío. Creerte algo que no predicas porque toda la mañana balbuceas que un poquito más hubiera sido mejor, 5 minutos más.


IIIEstamos en el bar de siempre, más nuestro que del propio dueño, que la copa se ha roto y que no importa porque la pago yo y tú me agradeces con tu mirada y una sonrisita con presita de carne que se quedo rezagada, y sin ascos yo me imagino que esos dientes entrada la madrugada se quedaran con otra carne, más reseca y más propia de mí. El bar de siempre, para variar, los músicos de siempre, con esas canciones que no pasan de moda o es que nosotros ya nos quedamos rezagados; que mañana subiré al Everest y no me importa estar ingiriendo alcohol y trasnochando porque estoy contigo, y por ti hago el esfuerzo y el cansancio es meramente un cuento; que ya debería estar alistando mis equipos para estar listo, ¿que son más de 8 mil metros y una noche un poco frenética? La música sigue con ese ritmo tan nuestro; espera… ¡que pasa! Ya no es nuestra, nos desespera, el bar ya no es nuestro ni los músicos ni tu presa rezagada; me despierto, estiro el brazo, hago presa de él y mis dedos se deslizan, se acabo ese ritmo desesperante y con ello el sueño de que mañana partiré al Everest.


http://bonifacios.blogspot.com/