25 nov 2014

Lo noto


Hoy te he vuelto a ver, de casualidad, me he despedido de las chicas, volteo y ahí estás tú, vuelvo a voltear hacia el otro lado haciéndome el que no te ve, pero me dura poco y vuelvo a verte, me acerco y te hablo, tienes hambre, lo sé, has pedido un sándwich, me lo dices, te has sonado los mocos, se nota.

Te veo detenidamente, tienes un granito en la frente, no te lo voy a decir nunca pero lo veo, me hablas de lo incansable que será esta semana, ya falta poco, nos falta poco; que te falta hacer un trabajo que ni siquiera lo has empezado y no planeas hacerlo hasta el último día de la entrega, el jueves; te llaman por tu nombre, ya está tu sándwich, ahora si te tienes que ir que tus clases ya empezaron, te despides, te veo salir de la cafetería, veo alejarte por el pasadizo y mis ojos van haciéndote chau.

No sé que tienes, que hay días que te me impregnas en la mirada y pienso en ti y repetidamente en ti, sin embargo han pasado horas desde que te vi y recién ahora que me siento a teclear vuelvo a ti, sin querer. Hay días que no son así, que te vas o me voy y te me quedas eternamente en la mirada como un sortilegio de un truco que no quiero averiguar, pero hoy fue distinto, te fuiste y te fuiste, tal vez porque tenía la cabeza en otro lado.

Tienes una forma rara de causarme estragos, una conjunción de palabras que se van uniendo sin formar nada y al leerlas me quedo en tu mirada, tienes el verbo to be que lo haces conjugar perfectamente: yo estar, tú estar, nosotros estamos.

No quiero profundizar en el elemento que contienes que me causa reactivo, no hace falta descubrirlo, al menos por ahora no, no sé si sea el cobalto tan escaso en estas tierras, el que sintoniza aleatoriamente con las turbinas de mi risa y mis ganas, pero haces que funcionen.



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