20 may 2012

No me sueltes



He vuelto a tus manos
A intentar de nuevo
Sacarte una caricia
Que me obligue
A no soltarte nunca


...


2 may 2012

Qué triste se vislumbra la noche


“Qué triste se vislumbra la noche” es cierto, es lo único que pude escribir ayer, el día de tu partida y tal vez la definitiva.

Sabía que se me venía una de esas noches de melancolía, de no poder dormir, de recordar, de llorar y nunca falta el ¡por qué! Que hasta ahora me lo repito.

Las pocas horas que pude dormir se convirtieron en un silicio, y por más que no tenga dominio de mis sueños, mi alma abatida los perturbo, y hasta en ellos, me haces falta.

Me es inevitable estar triste y supongo que serán algunos días más, hasta que vuelva la normalidad en mí ¿Cuándo llegará? No lo sé. No pretendo aparentar el sentir de mi ser y si tengo que continuar con la tristeza, voy a caminar con ella, lo sé y lo sabes también, no es definitiva.

Tampoco quiero llamar tiempos mejores a los que vendrán después de la ruptura, la tristeza no es un símbolo de prohibido, no lo veo así, la tristeza es una necesidad; tal cual viene a ti: doliente, hiriente, sufriente.

No descarto llorar al continuar con estas líneas, ya lo dije, me es inevitable; me duele, como no me va a doler, si me dejas minutos libres, de los que ya no necesitaba porque los había depositado en ti; me has roto las horas, y que conflicto me dejas, si el minutero no quiere avanzar porque espera tu turno, disculpa, todavía no se da cuenta de tu renuncia.

“Qué triste se vislumbra la noche” tan solo llegué a una frase, no podía más, yo que tanto podría decir, me rendí. La primera noche es una mezcla entre la tragedia griega y mi corazón partido.

No quiero dar pena ni recibir misericordia, ni me muero ni sospecho andar enfermo, ya lo dije, me es necesaria la tristeza. Y no solo son mis poros desfogándose, es el aprender a vivir.

Tan solo en unos minutos me tengo que acostumbrar a mi mundo sin lo bello, y ni Paolas ni Cecilias ni Jimenas tienen valor ni son medibles al faltar tú, porque tú eres lo más bello, la chica linda, mi chica.

Perdonen la tristeza si exageró y disculpen las ofensas por ser sincero.

Sin duda hoy me fue mejor, el segundo día, pero la noche ya me opaca, minuto a minuto, ni aunque lo intente podré continuar, como si fuera larga y silenciosa, tenebrosa y reflexiva, la noche me repite la misma llovizna de ayer.



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