Eres sangre en el madero
Eres piel de oxido y hierro
Eres látigo de hueso descalcificado
Eres eso que llamamos perfecto y eterno
Soy el pus de todas las pestes
Al venderte por materia inerte
Soy la espina que te penetra con delicia
Y ni siquiera me juzgas por mi malicia
Te recuerdo en un crucifijo
Como si eso representara tu heroísmo
Aun así me sigues llamando hijo
Ahora que has muerto te niego como Pedro
El gallo a cantado y el domingo aclarado
Me arrodillo porque Cristo ha resucitado
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