En memoria de W.
Era un día de lluvia,
contradictorio, porque había un cielo celeste ardiente; pero los dos lo sabían,
era cuestión de horas para que el gris de las nubes cargadas se abalanzara sobre
ellos, pero lo más contradictorio aún… era que ellos esperarían a que esto
suceda.
Un árbol tuberculoso les hacía
sombra, por mucho andar, se habían detenido en un parque medio moribundo, ahí
se habían echado a placer entre el verde pasto y las barandillas oxidadas del
contorno, era la parte más alegre del parque, por más que las flores no
existieran, alguna mala yerba se veía pintoresca.
Hace pocos días que se habían conocido,
un día ella se le acercó y lo encaró, toda la tarde se la pasaron caminando por
el centro histórico, ella no dejaba de contarle su vida y a él le parecía tan
raro que una extraña le tuviera tanta confianza.
Ahora estaban ahí en el parque,
sentados frente a frente contándose todo, de pronto ella se acercaba a darle un
puñete por algo que él le había dicho y otra vez arremetía a propinarle un
puñete, ¿no te duele? En el fondo le dolían sus golpes pero era bien machito y
le decía que no, para nada, ¡venga! Pegue más fuerte.
Las risas flotaban entre los
golpes y las jodas, de pronto, los dos se miraron: sí que era linda, su
cabellera larga con risos dorados calzaban con esos ojos verdes abrazados de la
tez blanca de su rostro. Ella se le quedó viendo, ¿Por qué usas barba? Preguntó,
simple, me gusta, respondió él.
Tengo el ligero presentimiento
que te ves mejor sin barba, claro, aparte que te pone encima como tres años
más, me pregunto cómo serás sin barba, muero por verte rasurado, ¿tienes la
quijada partida?, además que al saludarte me pican tus pelos, y ni siquiera la
tienes ordenada, deberías si quiera rebajártela un poco, entiéndelo, no te
queda bien.
No es cuestión de flojera, en serio
me gusta estar así, jalarme a ratos los pelos del carrillo, palpar en el mentón
esa esponja negra, jugar con los pelos del bigote, es más, quisiera verla más
grande, no hay nada como verse en el espejo y sentirse cómodo, como ahora, acá,
contigo, son cosas que uno nunca quiere dejar.
Si te afeitas te doy un beso, si,
lo dijo, quería ver su rostro completo, tenía ganas de verlo.
¿En serio?
Sí, ¿me has visto con cara de mentirosa?,
me parece justo, voy a sacarte de tu comodidad, un beso tal vez te haga sentir
mejor.