26 sept 2008

25 de septiembre

Empezaba un nuevo día, el reloj marcaba la media noche, las cero cero horas y un sonido de mi celular me indicaba que tenía un mensaje nuevo, sin duda deduje al momento de escuchar el sonido que era un mensaje de una persona muy allegada a mí que me felicitaba por mi vigésimo primer onomástico y no me equivocaba. Al momento de revisar el mensaje habían palabras que forman frases muy afectuosas como el repetitivo y terminante “te quiero mucho, mucho, mucho” al final del mensaje como es normal aparecía el numero del destinatario, era un numero muy largo, que me hacia pensar dos cosas: la primera que no tenia ese numero registrado en mi agenda telefónica porque de lo contrario hubiera aparecido su nombre y no fue así, y la segunda que no era un numero de mi ciudad, lo cual me hace pensar que es de algún amigo o familiar que se encuentra en alguna otra provincia y fijándome bien traía consigo el código de la ciudad de Lima por lo que puedo deducir de quien se trataba, sin embargo, les pediré un favor a todos mis allegados, no supongan que tengo de todos sus números, para las próximas condecoraciones por mi aniversario dense la molestia de poner sus nombres al final del mensaje.
Inmediatamente después de ese mensaje nuevo llego uno más nuevo todavía, me di la inmodestia de no revisarlo pero si me di la molestia de activar la opción de silenciador de mi aparato móvil para que no volviera a sonar en el transcurso de la madrugada, no vaya ser que exista un inoportuno que quiera hacer llegar sus saludos a esas horas interrumpiendo mi sueño, que es tan frágil y costoso de entablar. Tan solo deseaba descansar para que por la mañana cuando una llamada me despierte, este de buen animo para contestarla y sin duda agradecerla por la modestia que se dan en saludarme el día de mi cumpleaños; porque si es cierto que puedo ponerle silenciador a mi celular no puedo ponerle silenciador al teléfono fijo de mi casa ya que no solo es de mi uso particular sino de todos los que integran mi hogar.
No me equivoque, era promediando las ocho de la mañana cuando la Señora Silvia me tocaba la puerta de mi habitación para avisarme que tenía una llamada, me levante como se levanta una persona de la cama, despeinado y en piyama, fui a atender susodicha llamada, por suerte era una llamada que valía la pena contestarla, un familiar muy queridísimo que no se encontraba en el país me hacia llegar sus saludos; probablemente si ese familiar no se hubiese identificado y no hubiese dicho de que tan lejos era la llamada no habrían perturbado mi sueño, ya que di ordenes estrictas de que nadie me molestara hasta que yo me hubiese levantado de la cama. Después de colgar regrese a mi habitación y revise mi celular, tenía un par de llamadas perdidas y tres mensajes de textos nuevos, bueno la verdad que un mensaje tan nuevo no era, empecé a revisarlos, todos contenían palabras cariñosas hacia mi persona en este día tan especial. “Feliz cumpleaños Ciro Bonifacio Javier, felicidades a los tres seres que habitan en ti….” Era el comienzo de uno de los mensajes, supuse que era de ti por ser tú siempre una persona tan cariñosa conmigo, en el fondo anhelaba que ese mensaje no fuera tuyo y la verdad mi anhelo se hizo realidad. Es ahí donde empezó una ruptura y un vacío en mi ser, un vacío que me acompañaría el resto del día, un vacío que seria causante de no disfrutar mi día a plenitud.
Anhelé que ese mensaje no fuera tuyo, no porque no quería que me hicieras llegar tu afecto hacia mí sino porque esperaba algo más de ti, no tan solo un simple mensaje de texto de un valor aproximado de diez céntimos, tal vez me equivoque al esperar algo de ti y sin dudarlo hubiera preferido que ese mensaje fuera tuyo si hubiera sabido que después de acordarme de ti una angustia inmensa se apoderaría de mí por esperar que te manifestaras.
En el transcurso de la mañana a través de diversos medios llegaron afectuosos saludos por mi onomástico y no puedo negar lo sorprendido que quede por algunas llamadas de personas que jamás me hubiera imaginado que se acordarían de mi y mucho menos de mi cumpleaños, algo bueno habré hecho para que esas personas se acuerden de mí pero sinceramente no me esforcé en lo más mínimo para que lo hicieran, sin embargo, contigo me esforcé a más no poder para que te acuerdes de mí, para que si quiera tengas algunas palabras de afecto hacia mi persona; la mañana avanza, el sol nos abandona, el frío nos embarga y de ti no sé ni una sola palabra.
La angustia me ha llevado casi al colapso, me pongo a meditar viendo ya el crepúsculo ¿Por qué no te manifiestas?, quizás la ultima conversación que entablamos ayer te incomodo y te molesto mucho y ahora tu orgullo toma venganza al no hacerme llegar tus saludos, yo se que no soy tú y que tú no eres yo, lo tengo muy presente; y aunque puedo entender los problemas con los que convives yo no puedo vivirlos, es fácil verlo desde afuera pero es difícil vivirlo si tú no lo vives y yo no vivo lo que tú vives. No puedo negar que ayer forcé una conversación adrede para tratar de darle una calma a tus problemas, sabia que te iba a fastidiar y que te ibas a reusar a seguir hablando de ese tema, lo hice a propósito y lo siento, tan solo quiero que sepas que trato de ayudarte porque te quiero, sé que mis palabras y actos no te pueden servir de mucho o quizás no te sirven de nada pero es todo lo que te puedo dar, no quiero decir que somos seres tan limitados que tan solo podemos dar “eso” pero “eso” es todo el amor que te puedo dar y si el amor no es suficiente me veo en la necesidad de decir que somos seres limitados.
¿Tratar de darle una calma a mis problemas recordándomelos? Sé que tienes todo el derecho de preguntarte eso y más.
Yo no soy la solución a tus problemas y ni el ser más erudito del cosmos lo es, soy conciente de ello, no es que quiera asfixiarte siempre con lo mismo pero de nada sirve tratar de no pensar ni aparentar no darle importancia a lo que te daña, si en el fondo de tu ser estas tan dañada y lastimada. Me da tanta rabia e impotencia saber que yo no puedo hacer nada pero siendo yo un ser de amor tengo esperanzas, esperanzas de que tú algún día te dejes de ataduras, egoísmos y cobardías y puedas verte al espejo en tu profundidad y darte cuenta que la solución a tus problemas eres tú.


No me he percatado cuantas estrellas hay esta noche en el cielo, esas estrellas que te gustan tanto, sigo meditando y sigo esperando tu manifestación, es inconcebible pensar que me importaría un bledo si nadie se hubiera acordado hoy de mi cumpleaños, lo bueno es que muchos ya lo hicieron pero más inconcebible aún es darme cuenta que me importa tanto que tú lo hagas, quizás ni siquiera te has acordado de mi santo y me apena pensar en ello. Existe la mera posibilidad que te hayas adueñado de mis palabras y como te dije el otro día: “siempre me acordaré de tu cumpleaños eso no significa que siempre te lo haga saber”.
La angustia se ha apoderado de mí, mis lagrimas me lo hacen saber, se termina mi día y ya mañana será de otro y consigo se termina la esperanza de leer alguna frase tan tuya, de escuchar algún murmullo tuyo.
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